SALIGIA. 7 PECADOS CAPITALISTAS
INVIDIA
La palabra envidia viene del latín invidire, compuesta de ‘in’ (poner sobre, ir hacia) y ‘videre’ mirar. Envidia significa, pues, “poner la mirada sobre algo”, “mirar con malicia”.
Desde los inicios, este pecado se concebía como el deseo de algún bien o alguna cualidad que otro poseyera. El problema surge cuando quieres ese bien o cualidad so lo para ti o bien, cuando únicamente deseas que la otra persona no lo tenga. Los alemanes acuñaron un término para cuando la persona envidiosa se alegra del mal ajeno: Schadenfreude. Freude es alegría y schaden, mala suerte o dolor.
Este pecado ya es recogido en la lista de pecados aceptados por la Iglesia, que tomó este nombre de la antigua diosa griega de la envidia. En el año 8d.c Ovidio escribió que envidia vivía odiando a los dioses del Olimpo. Se considera que la diosa de la envidia envenena todo lo bueno, que siembra su veneno en la sangre y en la mente de sus víctimas. Para muchos estudiosos, esta ‘tentación’ refleja una deficiencia human que muchos confunden con los celos.
Pese a que algunos teólogos creen que Satán fue desterrado al infierno por envidiar a los humanos. Las tradiciones posteriores, hablan de una serpiente que les tentó para transgredir a Dios y conseguir lo que él tenía, siendo así Adán y Eva las primeras criaturas poseídas por la envidia.
Otros sostienen que el verdadero origen de la invidia surge entre Caín y Abel. Consideran que la envidia fue la que motivó el primer asesinato del Génesis. Los dos hermanos debían hacer unas ofrendas al Señor. Según las escrituras, las de Abel fueron más agradables a los ojos de Dios. Caín, se sintió despechado, se obcecó en la persona que tenía lo que él deseaba. En lugar de mejorar, Caín quiso destruir al otro y entonces se llevó a su hermano al campo y allí lo mato.
A pesar de ser un tema recurrente en la Biblia, la envidia no fue incluida en las primeras listas de pecados. Evagrio Pontico, que autor de la primera lista de vicios, no la mencionó. El Papa Gregorio quiso que la envidia figurase en la lista de los pecados capitales, pero la tradición exigía que solo fueran siete. Para ello se aunaron tristeza y desánimo, para formar la pereza y dejar sitio a la envidia. El Papa Gregorio fue el encargado de unir el orgullo y la vanidad:
“De la envidia surge el odio. También la alegría por la desgracia de nuestros semejantes, así como el dolor por su prosperidad”
Dante, castigó a los envidiosos en su purgatorio vagando por un páramo con los ojos cosidos con hilo de hierro, ya que se cree que el pecado de la envidia suele empezar por los ojos.
La envidia históricamente ha sido relacionada con la magia negra. Los Hermanos Grimm, ya lo hicieron en su cuento “Blancanieves y los siete enanitos”, situando este pecado como trama de la historia. En el caso de la “Cenicienta”, el hecho de ser honrado también atrae la envidia o la enemistad de sus hermanastras. Existe una corriente de pensadores que cree que el pecado de la envidia forma parte de la naturaleza humana.
A principios s XX, el psicoanalista Sigmund Freud creyó haber descubierto otro tipo de envidia y declaró que la envidia estaba causada, no por demonios, sino por impulsos sociales y sexuales tan demoledores como los mismos demonios.
Desde la Primera Guerra Mundial, el principal motor de fomento de esta tentación ha sido la publicidad, considerado como uno de los medios más potentes en cuanto a difusión de ideas y valores. Cuando consumimos publicidad, consumimos ‘deseos por tener cosas que demuestren que hemos triunfado’. Y es que el pecado de la envidia no consiste en otra cosa más que en establecer diferencias con tal de quedar por encima del resto, pretendiendo, una vez más tener más consideración social.
Presencia en otras religiones
Así pues, la envidia solo es pecado cuando intentamos arrebatarle algo a los demás. En oriente es conocido como ‘mal de ojo’, una mirada de odio que los envidiosos lanzan contra las personas a las que desprecian. En el s VII, Mahoma ya advirtió del mal de esta tentación:
“La envidia destruye las buenas obras, igual que el fuego destruye la madera seca”
A diferencia del mundo occidental, los budistas consideran que este pecado también incluye la codicia y los celos. Consideran que ambos son obstáculos en el camino hacia la iluminación y el Nirvana. Joe Loizzo dijo:
“La envidia aparece porque nos obcecamos con la idea de que somos incompetentes, incapaces y por eso empezamos a compararnos con los otros. Es entonces cuando empezamos a pensar ‘si yo tuviera eso’”
Cuando Buda hace referencia a la vida después de la muerte de los envidiosos habla del violento reino de titanes. Estos seres se caracterizan por estar siempre insatisfechos, nada les parece suficiente y cuando consiguen algo bueno, no creen que sea lo bastante. Se empeñan y se recrean en sus defectos y sus carencias y eso les hace olvidarse de sus virtudes. A diferencia de esta actitud, la religión budista enfatiza en el optimismo de la vida. Para ellos el bien ajeno es considerado como propio. “Si alguien consigue algo bueno debemos estar satisfechos también. Eso nos demuestra que si él puede hacerlo, yo también”.
En otras religiones, el pecado de la envidia se percibe como una emoción, natural e inevitable, esencial para logar el éxito. Ejemplo de ello se encuentra en el judaísmo. Esta religión considera que cierta clase de envidia puede llevar a una mejora espiritual. La envidia no es un pecado para el judaísmo:
“La envidia de los estudiosos aumenta su sabiduría”